“EL REGALO”
Julio había realizado en los tres
últimos meses muchos sacrificios para conseguir -por fin y en muy poco
tiempo- el regalo que más había deseado.
Entre muchas cosas, prometió a sus
padres que, al menos, les pondría en bandeja un cuarto y mitad de
sobresalientes, logrando al final media docena de suspensos; a pesar de
haber reducido los días que salía a jugar a la calle, a sólo los días
pares e impares de la semana. También logró levantarse de la cama a la
tres llamadas de sus padres y no a las seis o siete a las que los tenía
acostumbrados. También participó en las tareas de la casa como: dejar la
mesa puesta después de comer, ayudar a su hermano pequeño a comerse sus
chucherías y dejar amontonada la ropa sucia, en lugar de repartida por
las cinco esquinas de su cuarto.
Nadie podía negar el esfuerzo que había
hecho durante tres meses de pesados sacrificios, por lo que creía más
que merecido su premio. Y eso que no contaba, por el escaso tiempo que
sus obligaciones le dejaban, tener que ponerse delante del ordenador y
escudriñar todos los rincones de internet, durante más de dos horas
diarias, en busca de su regalo perfecto -lo cual también creía que era
un esfuerzo a tenerle en cuenta- .
Sus amigos pensaban que era imposible
que existiera un regalo que Luis quisiera con tantas ganas, ya que tenía
de todo, y para ellos no era más que un niño consentido al que todo se
lo daban por su afán trabajador y espíritu de sacrificado. ¿Vídeo
consolas?… las tenía todas, ¿vídeo juegos?… era el primero en
estrenarlos; ¿otros caprichos?… una flamante bicicleta de montaña, la
última pelota del mundial, la camiseta de la selección y de su equipo
favorito,… ¡todo, lo tenía TODO! Era imposible que le faltara algo.
Hacía más de una semana que había hecho
su pedido y esperaba con paciencia que el repartidor de paquetes
detuviera la furgoneta frente a su puerta, asomándose por la ventana
cada vez que oía un ruido sospechoso en la calle, mirando en la página
web en la que había realizado el pedido para comprobar que todo estaba
correcto. Pero el tiempo pasaba, se acercaba la Navidad y no llegaba,
así que ya se veía sin su regalo.
Poco a poco la ansiedad se iba
apoderando de él, todos esos esfuerzos y sacrificios -pensaba- que no
habían valido para nada. Se preguntaba para qué los había realizado,
hasta que sonó el timbre y allí estaba su esperado paquete. Era
pequeñito, como un sobre de carta. Firmó rápidamente el recibí que el
repartidor le acercó junto a un bolígrafo y -tras cerrar la puerta-
destrozó el envoltorio en busca de su ansiado regalo. Cuando por fin lo
tuvo en sus manos, allí estaba, brillando como todos los objetos nuevos …
su nueva tarjeta de regalo para poder seguir comprando por internet.
En esta historia hay elementos
que no tienen nada que ver con el desarrollo de la misma o con el
contexto en el que tienen lugar. Se trata, pues de que la leáis con con atención
y anoteís en los comentarios las cosas que no tengan lógica en el desarrollo
de la historia.
Ánimo...
bandeja mitad y un cuarto de sobresalientes,logrando la mitad de suspensos,dias pares e impares de la semana,dejar la mesa puesta despues de comer,ayudar a su hermano a comerse las chuches,dejar la ropa sucia amontonada,que el regalo fuese la tarjeta de regalo.
ResponderEliminarCristina 5B