La
cabeza de ternera
Cuento
popular
Ésta
era un criada que fue a servir a un pueblo. Y estuvo sirviendo muchos
años y ganó mucho dinero, y pensó en volver a su pueblo a ver a
sus padres. Y fue y le dijo a su peinadora, que vivía de vecina:
-Sabes
que quiero ya irme a mi pueblo a ver a mis pobres padres: pero tengo
miedo irme sola porque, como ya tengo ganado mucho dinero, me pueden
robar en el camino.
Conque
va la peinadora y se lo cuenta a su marido, que era tabernero. Y dice
el tabernero:
-Pues
dile que no se vaya sola porque de seguro la roban a la pobre. Que
busque quien vaya con ella.
Y le
dice la mujer:
-Pues
mira, pobrecita, ya que es amiga nuestra, ve tú mismo con ella.
Y dijo
él que estaba bien, que si ella quería, que él la acompañaría.
La
peinadora fue otro día y le dijo a la muchacha:
-Mira,
que le estuve contando a mi marido lo que piensas hacer y dice que no
debes ir sola, que te pueden robar en el camino. Y yo le dije que
fuera él mismo contigo y dijo que estaba dispuesto, que si tú
quieres que iría contigo.
Y
entonces, la muchacha, como eran vecinos y amigos, dijo que sí, que
con mucho gusto iría con él. Y todo su dinero se lo metió en una
bolsa en el rodete del pelo.
Cogieron
la marcha, y al tabernero pronto se le metieron tentaciones de
matarla para quitarle el dinero. Y cuando llegaron al sitio que él
mismo había dicho que era el del riesgo, la cogió y la mató y le
cortó la cabeza y le quitó el dinero. Volvió a su casa y le contó
todo a su mujer. Y ella le dijo:
-¡Ay,
Dios mío! ¿Cómo has tenido valor para matar a una pobre muchacha
conocida?
Y él
sólo le dijo:
-Una
mala tentación.
Y
después, siempre que el tabernero salía de su casa, oía una voz
que decía:
-¡Tú
la pagarás! ¡Tú la pagarás!
Y el
pobre miraba a todas partes, pero no veía nada. Y llegaba el pobre
muy asustado y se lo contaba a su mujer. Hasta que un día le dijo su
mujer:
-Cuando
oigas otra vez esa voz, le preguntas que adónde.
Y al
otro día, al salir de su casa, oyó la voz que le volvía a decir:
-¡Tú
la pagarás! ¡Tú la pagarás!
Y le
preguntó él a la voz:
-¿Adónde?
Y la
voz contestó:
-¡En
Sevilla! ¡En Sevilla!
Y vino
más asustado que nunca y le dijo a su mujer:
-Ya me
contestó la voz y me dijo que en Sevilla.
Y la
mujer entonces le dijo:
-Pues
no yendo a Sevilla, escusas de pagarla.
Conque
ya unos meses después, ya salía de casa y la voz no le perseguía.
Y se le olvidó todo. Y un día llegaron unos dos señores al pueblo
y dijeron que quién les quería acompañar a Sevilla, que pagaban un
duro diario y mantenido. Y la mujer le dijo al tabernero:
-Anda
y busca quien acompañe a estos señores.
Y él
contestó:
-Para
buscar otro, mejor voy yo, que pagan muy bien.
Y se
marchó con los dos señores para Sevilla.
Llegaron
a Sevilla, y a medio día dijo uno de los señores al otro:
-¿Qué
quieres almorzar tú? ¿Te gustan las cabezas de ternera?
Y
contesta el otro:
-Lo
que tú quieras. A mí todo me gusta.
Y
enviaron al tabernero a la plaza a comprar una cabeza de ternera para
el almuerzo. Y se marchó el tabernero a comprar la cabeza de
ternera.
Llegó
a la plaza y escogió una y se fue con ella entre la capa, agarrada
de las orejas. Y en el camino por donde iba se le acercaron dos
municipales y le dicen:
-¿Adónde
va y qué lleva entre la capa?
Y
contesta él:
-Voy a
la posada a llevar una cabeza de ternera a unos señores.
Y
ellos le dijeron entonces que la enseñara. Y al sacarla de entre la
capa para enseñarla, vio que en vez de las orejas, su mano agarraba
el pelo, y que en vez de la cabeza de ternera que había comprado,
era la cabeza de la muchacha que había matado.
Los
municipales entonces le cogieron y le dijeron:
-Vamos
con nosotros para la cárcel, que usted es un matador.
Y dijo
él:
-Señores,
vamos a ver a los dos señores que me han enviado a la plaza.
-Bueno,
bueno -dijeron los municipales.
Y
fueron con él a la posada; pero ya los dos señores habían
desaparecido sin saber por dónde, y nadie pudo dar razón de ellos.
Conque entonces le dijeron:
-Usted
es un matador y un embustero. ¡A la cárcel!
Y lo
metieron en la cárcel y a los pocos días lo ajusticiaron, y el juez
mandó que muriera horcado. Y así pagó su delito.
EL PRÓXIMO JUEVES, DÍA 12 DE NOVIEMBRE EN LA SEGUNDA SESIÓN DE LENGUA, REALIZAREMOS UNA TERTULIA DIALÓGICA SOBRE ESTE CUENTO POPULAR. LEEDLO BIEN E ID ANOTANDO VUESTRA IMPRESIONES SOBRE LA ACCIÓN Y LOS PERSONAJES.
Me gusta porque tenemos que tener nosotros mismos tener confianza no tenemos tenerle miedo a las personas y algunas veces no podemos tanto tener mucha confianza pero
ResponderEliminardi es sin darse cuenta no pasa nada pero luego tiene que pagar su delito
Maria Elena Marin Arboledas 6B
vale ya lo e leido voy a empezar
ResponderEliminarsaray
Si me ha gustado porque ha pagado su delito y también me ha entrado curiodidad porque la voz le dijo Sevilla y el al ser tonto fue
ResponderEliminarLola palomares mayor 6°
Bonito cuento