Bienvenidos a este nuevo blog creado con el fin de dar a conocer todas las actividades que se realizan en nuestra biblioteca escolar del CEIP Nuestra Señora de los Remedios de Ibros.

miércoles, 28 de octubre de 2015

¡¡ ESTAS BRUJITAS....!!

CONJURO PARA QUE NO HAYA CLASES

Se cierra los ojos, se dobla un poquito la vara mágica y se repite:
¡ Abracadabra, pata de cabra!
¡Que hoy la puerta de la escuela
solo se cierre, pero que no se abra!


OTRO CONJURO

¡Orégano y yerbaluisa
para agrandar tu sonrisa!


PON EL TUYO....

lunes, 26 de octubre de 2015

DIA DE LA BIBLIOTECA EN EL COLE




Durante la mañana de hoy en el cole, hemos celebrado el día de la biblioteca con una actividad en la que ha participado todo el alumnado desde infantil a sexto y el profesorado.
Todos hemos puesto en un gran cartel un mensaje de felicitación y de apoyo a la labor realizada por la biblioteca.
Ya no cabian más mensajes, gracias a todos.

miércoles, 21 de octubre de 2015

LAS COSAS SENCILLAS DE LA VIDA!!!!!

Instrucciones para subir una escalera. Un cuento de Julio Cortázar

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

lunes, 19 de octubre de 2015

EL ALUMNADO DE 1º A VISITA LA BIBLIOTECA



¡Qué contentos estaban los niños y niñas de 1º A!
Ha visitado la biblioteca por primera vez y han aprendido la dinámica del préstamo de libros.
Yo creo que lo harán fenomenal.
Os espero por allí.

viernes, 16 de octubre de 2015

EL CUENTO DEL "FINDE"


Ratonville estaba en problemas. 50 parejitas de ratones habían fundado la ciudad, y vivían en sus 50 preciosas casitas. Pero con el tiempo las casitas se habían ido quedando pequeñas. Acumulaban recuerdos de viajes, nacían pequeños ratoncitos o, simplemente, se volvían más gorditos. Y llegaba el momento de tomar una decisión: o hacían la casa más grande, o cada uno tendría que irse a una nueva casita y empezar de cero por separado.

Pero lo de hacer la casa más grande parecía imposible. En cuanto comenzaban las obras todo se llenaba de polvo y suciedad, no había sitio para nada, y la casa resultaba aún peor que la que tenían. Ninguna parejita de ratones era capaz de aguantar aquello por mucho tiempo, y por eso terminaban abandonando su casa en obras. Así fue como Ratonville empezó a parecer un pueblo fantasma lleno de casas vacías a medio arreglar…

Solo los locos de los Ratúnez seguían de obras. Ellos fueron de los primeros en comenzarlas y nunca las habían terminado. Es más, desde fuera, su casa parecía la peor, siempre rodeada de grúas, telas, escombros y suciedad. Tan horrible era, que sus vecinos les aconsejaban:

- Deberíais dejarlo ya y reconocer que esta casa no tiene arreglo. Con lo fácil que sería empezar cada uno en su nueva casita…

Y la verdad es que los Ratúnez estaban hartos de obras, y ni siquiera sabían si las acabarían algún día. Cuando no fallaba una cosa, fallaba la otra. Pero aquella era su casita, en la que habían vivido tantas cosas juntos, y no querían renunciar a ella tan fácilmente. Pronto la suya se convirtió en la única casa habitada entre tantas fantasmales casas abandonadas.

Aquella zona de la ciudad no tardó en ser olvidada, y con ella los Ratúnez. Hasta que, tiempo después, la pequeña de los Rattison alertó a todos, emocionada.

- ¿Habéis visto qué casa más increíble hay al otro lado de la colina? ¡Es lo más requetechupirratuno del mundo!

Se refería, por supuesto, a la casa de los Ratúnez, quienes por fin habían conseguido terminar las obras. Su casa era espectacular, más allá de los sueños de cualquier pareja de ratones, y los Ratúnez se veían los más felices de los habitantes de Ratonville. Llegaron a ser muy conocidos y queridos en la ciudad, pues su casa siempre tenía el sitio perfecto para cualquier fiesta o celebración.

Años más tarde, muchos comentaban la suerte de los Ratúnez por tener aquella casa. Y solo los que conocían la historia respondían:

- La verdad es que lo suyo no tuvo nada que ver con la suerte, sino con algo mucho más simple: tener confianza y paciencia para acabar lo que todos los demás dejamos a la mitad.

jueves, 15 de octubre de 2015

martes, 6 de octubre de 2015

EMULA A OSCAR WILDE Y SIGUE TÚ...

EL HOMBRE QUE CONTABA HISTORIAS
Oscar Wilde
Había una vez un hombre muy querido de su pueblo porque contaba historias. Todas las mañanas salía del pueblo y, cuando volvía por las noches, todos los trabajadores del pueblo, tras haber bregado todo el día, se reunían a su alrededor y le decían:

-Vamos, cuenta, ¿qué has visto hoy?

Él explicaba:

-He visto en el bosque a un fauno que tenía una flauta y que obligaba a danzar a un corro de silvanos.

-Sigue contando, ¿qué más has visto? -decían los hombres.

-Al llegar a la orilla del mar he visto, al filo de las olas, a tres sirenas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro.
Y los hombres lo apreciaban porque les contaba historias.
Una mañana dejó su pueblo, como todas las mañanas... Mas al llegar a la orilla del mar, he aquí que vio a tres sirenas, tres sirenas que, al filo de las olas, peinaban sus cabellos verdes con un peine de oro. Y, como continuara su paseo, en llegando cerca del bosque, vio a un fauno que tañía su flauta y a un corro de silvanos... Aquella noche, cuando regresó a su pueblo y, como los otros días, le preguntaron:

-Vamos, cuenta: ¿qué has visto?

Él respondió:

-No he visto nada.

Y tú, ¿que has visto?

lunes, 5 de octubre de 2015

EL ALUMNADO DE 1º A, VISITÓ POR PRIMERA VEZ LA BIBLIOTECA




Los niños de 1º A, han visitado esta mañana por primera vez la biblioteca del centro.
Le hemos explicado el funcionamiento del préstamo de libros, la posibilidad de leer los miércoles durante el recreo y que hay que cuidar los libros y devolverlos en el plazo correspondiente.
Lo han aprendido estupendamente y han estado encantados con los libros que han ojeado.
Espero que veros pronto por aquí.

viernes, 2 de octubre de 2015

CUENTO PARA EL "FINDE"


El inspector Cambalache y el robo en el museo

Oyó la conversación y no podía creer lo que pasaba.Tras las cortinas, el inspector Cambalache permanecía escondido mientras aquellas dos personas tan siniestras planeaban el robo de los cuadros más valiosos del museo de la ciudad. El pobre inspector estaba muerto de miedo, y no sabía qué hacer. Así que esperó a que los ladrones se marcharan para salir de su escondite y avisar a sus compañeros de la comisaría para que evitaran el robo.
Pensaréis que el inspector Cambalache era un poco cobarde. La verdad es que sí, pero él se defendía diciendo que era una persona prudente y que pensaba bien las cosas antes de actuar.
El caso es que el inspector Cambalache sacó su móvil para avisar a la policía y al museo. Salió muy contento por la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja, con el teléfono en la oreja esperando a que le cogieran la llamada.

Justo cuando cruzaba la puerta para salir a la calle, alguien con una pinta extraña le preguntó:
-¿Por qué sonríe usted tanto, inspector?
-¡Ja ja ja!- se rió él, muy orgulloso de sí mismo-. Sonrío porque voy a evitar un terrible robo esta misma mañana-.
-¿Sí? ¿De veras?- siguió preguntando aquel extraño -. ¿Dónde se va a producir el robo?
-Pues en el museo de la ciudad.

No pudo seguir hablando. En ese momento, alguien agarró por detrás al inspector Cambalache, le quitó el móvil y le tapó los ojos con una venda. Entre dos le sujetaron los brazos contra su propio cuerpo y lo metieron en una furgoneta que justo acaba de aparcar enfrente.
El pobre inspector se dio cuenta de su error. ¿Quién le manda a él ir contando sus planes por ahí, a cualquiera que le preguntase? Su propio orgullo le había traicionado. Pero no era momento de lamentarse. Tenía que pensar en cómo podía librarse de aquellos malhechores.

Al cabo de un rato, la furgoneta paró. Aquellos hombres bajaron al inspector Cambalache. Entraron en algún sitio que parecía abandonado, bajaron unos cuantos pisos en un ascensor, le quitaron la venda y lo metieron en lo que debía ser un sótano. Allí lo dejaron encerrado y se fueron.

-No estábamos seguros de que hubieras conseguido seguirnos, Cambalache- empezó a decir uno de los bandidos -. Cuando acabemos de robar los cuadros vendremos a ajustar cuentas contigo.
Y se marcharon, dejándolo solo en aquella horrible habitación sin ventanas y con una lúgubre bombilla que parpadeaba cada poco. Solo una mesa vieja y una silla de hierro oxidado le hacían compañía.

Se sentó en la silla a pensar en su mala suerte y en su estúpido orgullo cuando, de pronto, de un agujero de la estancia salió un misterioso gato negro con algunos mechones de color claro.
La verdad es que el inspector Cambalache no era muy amante de los animales, pero en aquel momento aquella compañía le resultó un gran alivio.
-¿Qué hace aquí un gato metido? -dijo el inspector, por aquello de entablar conversación mientras esperaba, aunque bien sabía él que los gatos son poco conversadores.
-Miau -respondió el gato, como era de esperar, con un maullido triste y lastimero.
-Pobrecito -siguió diciendo el inspector -. Seguro que estás muerto de hambre.
-¡Qué hambre ni qué pamplinas!

El inspector Cambalache pegó un salto.

-¡Estoy loco! ¡Estoy loco! -gritó corriendo alrededor de la sala -. ¡No llevo aquí ni cinco minutos y el encierro ya me ha afectado a la sesera!
El gato empezó a merodear alrededor del inspector Cambalache, mientras el pobre hombre se afanaba por alejarse todo lo que podía de de aquel gato.
-No estás loco, Cambalache -empezó a decir el gato-. Soy un gato que habla, y ya está. ¿No conoces a ninguno, o qué?

El inspector Cambalache no salía de su asombro. Pero, como no le quedaba otra que hablar con aquel gato, le contestó:
-La verdad es que ignoraba que los gatos hablaran. ¿Cómo es posible?
-¡Y qué más da! ¡¿Es que te corre horchata por la venas?! ¡¿Están a punto de robar los cuadros más valiosos de la ciudad y tú te quedas ahí preguntándome por tonterías?!
-¡Es cierto! ¡Tenemos que hacer algo! Tengo que salir de aquí.

El inspector empezó a dar vueltas a ver qué podía coger para forzar la puerta. El gato, que no era capaz de comprender a aquel detective tan poco avispado, le dijo con sorna:
-¿No te has preguntado por dónde he entrado yo? Porque no estaba cuando tú entraste, ¿recuerdas?
-Vaya, es cierto. ¿Cómo has entrado? Tal vez pueda yo salir por ahí.

El gato le enseñó el agujero al inspector. Como era demasiado pequeño para él, Cambalache cogió la mesa y la partió de un golpe contra el suelo. Sacó una de las patas y la utilizó para hacer palanca y romper la pared. Tal vez no fuera muy listo, pero Cambalache era increíblemente fuerte.
El inspector y el gato salieron a la calle. No sabía dónde estaba, ni podía avisar a nadie.
-¿Cómo vamos a llegar al museo?- se lamentó.
-Tranquilo, tengo una idea -dijo el gato-. Ven conmigo.

El inspector Cambalache y el robo en el museoEl gato, que conocía muy bien la zona porque llevaba tiempo viviendo por allí, condujo al inspector Cambalache hasta un garaje en el que había una avioneta.
- Sube -dijo el gato.
-¿Qué? ¿Cómo? ¡Hace años que no piloto! No sé si podré hacerlo...
- Eres policía y no tenemos demasiado tiempo así que tendrás que intentarlo.

El inspector Cambalache pensó que no tenía nada que perder así que se concentró y consiguió poner la avioneta en marcha. Despegaron y en unos minutos estaban en el tejado del museo.

Aterrizaron en el tejado del museo. Bajaron de un salto de la avioneta y se metieron en el museo rompiendo la claraboya de la sala central. Las alarmas saltaron por la rotura de los cristales justo cuando los ladrones empezaban a meter los lienzos en sus bolsas. Asustados, los ladrones intentaron huir, pero la policía había llegado ya y los cogieron “in fraganti”.

El inspector había sufrido un fuerte golpe en la cabeza al caer y estaba inconsciente en el suelo mientras esto sucedía.
Cuando despertó en el hospital no estaba muy seguro de lo que había pasado. Cuando le contó a la policía y a los médicos lo que recordaba todo el mundo lo tomó por loco. Pero cuando él mismo empezó a dudar de su cordura, un gato negro con mechones claros apareció en la ventana y le guiñó un ojo.

Loco o no, el inspector Cambalache era un héroe y fue premiado con la medalla de honor de la ciudad por evitar el robo. Eso sí, no volvió a contarle a nadie sus planes, por si acaso.

jueves, 1 de octubre de 2015

HOLA CHICOS Y CHICAS
HOY COMENZAMOS EL PRÉSTAMO DE LIBROS EN LA BIBLIOTECA
OS RECUERDO EL HORARIO

LUNES: 9.45-10.30
MIÉRCOLES: 12.30-13.45
JUEVES Y VIERNES: 10.30-11.15

NOS VEMOS POR ALLÍ